martes, 31 de mayo de 2011

Capítulo 23


Celebrando en el desierto



Solo falta un día para que llegue. Qué dirá cuando me vea, qué diré yo. Espero que no esté muy cambiada, se fue hecha una señorita de clase media alta, una chica bien, y puede que vuelva convertida, seguro que por sus amigos, como una bohemianwomanhippieplatense. Sea como sea acá voy a estar. La iré a buscar a la terminal, la acompañaré hasta su casa, me invitará un café o unos mates, luego de una charla nos tomaremos las manos; me puedo imaginar el resto pero me resulta demasiado pretencioso e irreal, con tocar sus manos me conformo.
Qué domingo innecesario. Hasta ahora solo almorcé, no hice nada productivo, solo me decidí salir a caminar. Caminar por la ciudad, hoy desolada, una tarde de otoño, pensando que si sería parte de una película ésta podría ser una gran escena, donde la nostalgia y la filosofía se mezclarían entre el sonido que hago al pisar las hojas secas y el paisaje que nos prestan aquellos negocios cerrados. “Parece que el cielo es un techo que se aproxima cada vez más a mi cabeza”, se escucharía en off aquel pensamiento y las chicas quedarían fascinadas con tan poco, sin embargo la crítica especializada se encontraría lejos de aquella ingenua apreciación, pero eso a nadie le importaría, ni a ellos.
Es una tarde de mucha presión, por momentos el aire tiende a concentrarse en mis oídos y el frío se filtra por mis medias bicolor. No se ve a toda esa muchedumbre caminando, entrecruzándose, solo unos pocos transeúntes desparramados en la plaza. Me siento muy a gusto en este desierto, necesito celebrar esta soledad transitoria con una cervecita en lata y un cigarrillo. Aquel kiosco está abierto.
Gracias, fuego tiene, gracias, hasta luego.
Qué placer tan triste, pero qué placer.
La ciudad hoy está desierta. En estos momentos es cuando mas quiero que regrese Verónica, me acuerdo de una tarde así de fría en la que caminábamos agarrados de los brazos y parecíamos esa tapa de Bob Dylan o la película esa donde se recrea la misma imagen.
Ella me prometió que a su regreso estaríamos juntos como en aquellos días, espero que el monstruo no se entere, y si se entera que se la banque, nunca hizo nada para recuperarla, esperó y esperó. Yo en cambio, mas despierto, la encaré en el bar y pasó lo que pasó. Lo único que quiero es tenerla conmigo. Me acuerdo que buscaba excusas para salir con ella y Corrientes me miraba y yo sabía que él sabía y él sabía que yo sabía que él sabía. El monstruo creo que nunca sospechó nada.
Hace cuatro años que no la veo, ya se recibió y pretende volver en esta semana a la ciudad que la vio nacer y hacer un montón de cosas más. Yo pretendo agarrarla y no dejarla ir más.
Seguiré caminando.
Qué hermosa y qué horrible está la ciudad. Qué fría está la cerveza. Celebraré este desierto con otra lata.
Hola, te agarro una latita, sí, tengo justo, gracias, hasta luego.
Y qué hermosa y qué horrible está la ciudad. Y qué fría está la cerveza.
Seguiré caminando.
El sonido producido por las hojas cuando las trituro con mis zapatos.
Mis pasos y mi infeliz pensamiento.
Solo un kiosco abierto, el resto de las persianas bajas.
Lo disfruto mientras lo detesto.
Qué triste, qué placer tan triste.
No veo la hora de que vuelva.

domingo, 29 de mayo de 2011

Capítulo 31

Donde el monstruo le contó de su viaje a Tasmania al fraile francés perdido en la ciudad de Airas



-          Todo fue desbastado, se ve que las bombas incendiaron gran parte de la flora de esa selva sureña. Ni te cuento de la fauna, creo que quedaron dos o tres bichos dando vueltas por ahí, por lo menos fue lo que alcance a ver en mi corta estadía. Éramos famosos por nuestra valentía, tanto fue así que nos llamaron el Escuadrón Suicida. Yo encabeza el grupo y mis cuatro compañeros seguían mis pasos ciegamente, ellos confiaban en mi intuición, y mi inteligencia, que para ese entonces era considerada una gran virtud inhumana por su ilimitada expansión. Como verá, el tiempo pasa y uno cambia, naturalmente. Pero allí nos encontrábamos, en una tierra desconocida arrasada por tropas chinas que habían pasado descargando su orgullo patriótico en forma de fuego. Algunos pocos pueblitos se salvaron de aquel terror, otro sufrieron daños irreparables. En fin, como le decía, nuestra misión era hacer renacer esas tierras, ir a plantar árboles allí donde todo era carbón, por ejemplo. Tuvimos que, con unas pocas palas y algunas bolsas de consorcio que nos facilitaron habitantes del lugar, juntar todos esos pedazos de cuerpos humanos y restos de animales casi putrefactos, lo mismo hicimos con esa fauna completamente carbonizada. Fue un trabajo arduo, tengo que admitirlo, pero peor fue lo que nos esperaba en la primera cena que tuvimos en uno de los pueblos más cercanos. Amigablemente, una familia nos invitó a comer a su casa una noche. Entramos en una cabañita muy precaria cuyo olor nunca olvidaremos, es el día de hoy que me acuerdo y…

El monstruo lanzo un vomito púrpura producto de aquel recuerdo y de su anterior indigestión facilitada por tres copos de azúcar del mismo color. Levantó la vista y vio que, sin querer, había ensuciado las botas del fraile cuyo rostro solo se desfiguró lo necesario para hacerle entender al monstruo aquella ridícula situación. Avergonzado éste se agachó y pasó a limpiarlas un poco con la manga del pulóver gris que llevaba puesto.

-          Perdón, no quería… le decía, el lugar era horrendo, realmente. Los miembros de la familia eran solo tres: un hombre barbudo y sucio, una mujer barbuda y sucia y un niño de apenas siete años, calculo, barbudo y sucio. La cordial bienvenida nos dejó tranquilos a pesar de lo odioso que nuestros ojos y narices podían percibir. Ni bien nos sentamos en la mesa salió la mujer de la cocina trayendo una olla enorme en sus manos, logrando un poco de equilibrio apoyandola en sus pechos y mojando sus barbas con el contenido torpemente. La apoyó en la mesa y empezó a servir. Qué buen momento, pensamos. Aquel rico aroma, y que dios me perdone, era realmente tentador. Todos devoramos esa especie de puchero; el hombre, la mujer y el niño terminaron sus platos mucho después que nosotros, se lo tomaron con más calma. Me llamó la atención que mientras comían recitaban una especie de oración, como si todo aquello fuera un rito religioso y nosotros estábamos siendo participes de ello. Fue por eso que mi inquietud me llevó a preguntarles de qué se trataba todo aquello, ya que las oraciones eran recitadas en un idioma que todos desconocíamos y que, claramente, no formaban parte de la comunicación cotidiana de esta gente. Así fue que el hombre, en un ingles-alemán muy entendible, nos dijo que estaban recitando La Oración de la Muerte dentro de la Vida. Por lo que entendimos habíamos formado parte de un ritual muy común en aquella región y le cito textual, tal cual lo leí, años después, en El Libro de la Muerte Viviente: “tras la muerte de un ser querido la carne de éste será cocida junto a papas y zanahorias y formará parte de un banquete donde los participes podrán ser tanto familiares como gente completamente extraña al grupo. Los familiares estarán obligados a comerlo rezando La Oración de la Muerte en la Vida de manera constante y repetitiva, aquellos extraños invitados podrán eludir ésta última e inútil tarea”[1]. Sí, nos comimos a sus dos hijas sin darnos cuenta. Aquellas pobres criaturitas habían sido tiroteadas por unos soldados chinos que deambulaban borrachos por el pueblo; al parecer, a manera de diversión, volaron de dos tiros sus pequeñas cabecitas. Y el padre no pudo hacer nada y los soldados huyeron. Y nosotros tras este relato vomitamos en cada rincón de la cabañita, pero la sensación que teníamos era que ellas estaban dentro nuestro. De ahí en más llevaría conmigo a aquellas muertas dentro de mi cuerpo, que permanecería allí no más de dos semanas más juntando los restos de la flora y la fauna del lugar. Ningún psicólogo te salva de esa, sabe. Bueno, esa es una, nos pasó de todo. Una vuelta estábamos tirando semillas para que crezca el pasto en esa exterminada y regenerada tierra cuando de pronto vemos que se aproxima un tipo, que a lo lejos habíamos deducido que se trataba de un chino. Este tenía una sola pata y se sostenía con una rama, no estaba armado. Dejamos que llegara a nosotros, ese inválido nada podía hacernos, pensamos. Sin embargo, éste, a solo cuatro metros de distancia, se quedó mirando fijo a mi compañero Marcos y empezó a levantar un brazo, de su puño cerrado comenzó a moverse el menique de manera independiente. Se movía con gran velocidad hasta que de a poco alentó su movimiento y permaneció erguido, señalando a Marcos, que parecía encontrarse poseído por aquella extraña coreografía, al parecer milenaria, realizada por el chino. El pequeño dedo había aumentado su tamaño y seguía creciendo, quisimos detenerlo pero no podíamos mover los pies del suelo, como si una fuerza proveniente de la mente del oriental impedía nuestra reacción corporal. Y el menique ya estaba a la altura de su índice y seguía creciendo, miré el cielo y lo vi teñirse de violeta a medida que la tensión ardía…

El fraile, con disgusto y un chasquido de dedos, interrumpió al monstruo diciendo:

-     Disculpá, migó. Yo soló queriá saberlo qué lugar es esté. Nada más.

A lo que el monstruo, con desgano y simpleza, contestó:

-     Ud., señor, está en Airas.


[1] Anónimo. El libro de la Muerte Viviente, en La Oración de la Muerte dentro en la Vida, Pasaje Sorofenoticlo 18B, Pág. 781.

jueves, 26 de mayo de 2011

Epílogo

Para acabar de una vez por todas conmigo


Ya no puedo hacer mas nada, todo se ha perdido. Los personajes se han rebelado, me han dicho que tengo que poner fin a esta historia, justo en pleno desarrollo. Se los juro, si era por mí la seguíamos, pero tanto el monstruo, como Corrientes, Córdoba, Verónica, Laura, Areno, etc., se han cansado. En este momento están haciendo una sentada en la puerta de mi cerebro y no dejan que mis dedos se muevan para escribir sobre ellos. Sin embargo, tengo que decir que me han dado la posibilidad de escribir sobre algún otro asunto, en éste caso un epilogo o comunicado para informarles de tan penosa situación.
Realmente han acabado conmigo, me vi forzado a darle un repentino final a esta maravillosa historia, aquel capítulo último (44) debía seguir su curso normal y desembocar en un lugar que había pensado hacía mucho tiempo, sin embargo estos personajes, creados por mí, dato no menor, han hecho trizas esa idea y dejaron de moverse, de pensar, de hablar, de interactuar. Con lo cual no tuve mas remedio de acabar con todo ahí mismo.
Sé qué se estarán preguntando: “¿qué pasa con los otros ciudadanos airanos? ¿no podrías darle vida a algún personaje nuevo para seguir con los relatos?”
Las respuestas que puedo elaborar en este momento, para tranquilidad de Uds., son dos: en primer lugar, todos los airanos apoyan el reclamo de ésta gente y de ningún modo permitirían que los use para fines literario; en segundo lugar, no podría cerrar la historia sin estos personajes, sería como echar a Michael J. Fox para que, en Volver al Futuro 3, Johnny Deep cierre la saga entre caballos y pistolas, todo un despropósito.
Repito: han acabado conmigo.
No me queda más que pedirles disculpas a los lectores y rogarles a todos Uds., amables personajes, que reconsideren la posibilidad de trabajar conmigo en una nueva historia donde puedan desarrollar sus situaciones, ahora ya mas descansados, y puedan, también, atender a las demandas de mi entusiasmo.

Elecé

martes, 24 de mayo de 2011

Esta sonando... sigue sonando... ahí atendió


"Hola, ¿Litto? Qué tal, David habla. Escuchame, ¿te metiste en el blog de Lucas Carlos? Claro, elecé. ¿Qué esperas, gato? Esta re bueno, eh. Después, sabes qué, pasame por msn el temita ese de las Manías de Valeria o de Graciela, no sé. Che, te dejo por que en la otra línea lo de tengo Mick, seguro para decirme que le lleve la remera que dejó ayer en casa, es un colgado. Nos vemos. Cariños"

Gracias, David Bowie

ELECÉ, te saluda

Capítulo 29

Lo poco que se pudo escuchar durante la fiesta que el monstruo imaginó mientras viajaba en colectivo

¿Desde cuando enterramos a los muertos? Quiero decir, debió comenzar en algún momento esta costumbre.
Viste, lo nuevo de Wothdsert, tiene un diseño re copado con telas chinas, re innovador.
Me dejó y se llevó a Ramiro, tengo que hablar con la abogada ahora.
No se, Miguel. No todos enterramos a los muertos, hay culturas que no tienen esa costumbre.
Me trajiste otro trago, ¿qué tiene éste?
Uh… temazo
No entiendo el concepto de Wothdsert… que linda pollera tenés
Si, no te digo que se fue. Me da cosa Ramiro, tan chico…
Le puse una pastillita a eso…jajaja!!! No, mentira, tomá tranqui…
Che, esto se pondrá en algún momento, no pasa nada… igual hay cada mina, mirá esa de pollera, está hablando con ese gil… no se puede creer
Eran los vikingos los que los largaban al agua en una balsa prendida fuego, ¿no?
Ahí llegó Areno, es un boludo pero el tipo siempre trae buenas cosas.
Espero que en algún momento cambien un poco de música, este disco está sonando hace rato, debe ser la segunda vez que lo escuchamos, un embole.
Chicas, ¿cómo están? No saben lo traje hoy, preciosas.
Malisima esa peli, Macu, osea, no quiero ser ortiba, pero tipo…osea, yo no la entendí, ¿no?, pero… a ver…decime, era un profesor que le quedaba poco, estaba por morir, ¿por qué se llama Fresas no sé qué? Nada que ver, boluda.
Debe ser puto, mira como le toca la ropa, no se la quiere levantar ni en pedo, Carlos.
“Que los lleva hasta el peaje para un corto viaje…”
Mirá ese boludo, ¿Quién se pone eso en la cabeza? Parece un tanguero, o más bien se parece a Antonio Ríos.
Pensá que hay muchos cadáveres pudriéndose en éste momento, bajo tierra, si seguimos unos mil años mas, todo el planeta estaría conformado por otra materia, una materia derivada de los huesos, mas que Tierra, se debería llamar Hueso.
Lo tenías que ver, Horacio. No entendía nada pobrecito, yo le explicaba que “ahora papá se quedaba cuidando la casa unos días mientras Uds. visitan a la abuela”, casi me muero cuando me abrazó.
¿Vos conoces el Arte Puch? Es anterior al Arte Bang, es re loco, osea, agarran a un animal, lo atan como para que no se mueva en un coso, es como un happening, y después cada uno pasa cerca del animal se tiene que quedar mirando fijo al bicho a los ojos durante 5 minutos, así hasta que el bicho se quede dormido, o se muera, no sé.
Ahí sacó merca el boludo, qué asco, todos tomando ahí, se van a aspirar entre ellos… mirá a la rubia, está lamiendo la mesa, boludo, uh… ¿tu celular tiene para sacar fotos?
“Te recuerdo verte caminar como hermano…”
Estas en auto, ¿no? Después tirame hasta el centro que estoy a pata.
Hola, ¿Cómo te llamas? ¿querés que te traiga algo para tomar?
Todos los que estamos acá, tarde o temprano, vamos a dejar de respirar. Depende la decisión de cada uno, pueden ser cremados o enterrados, sin embargo, eso es materia. Vamos a formar parte del planeta, aun muertos, en formas insignificantes, pero estaremos ahí dando vueltas, seremos cenizas nadando en el mar y un cuerpo que sirva de alimento a los bichos a no sé cuantos metros bajo tierra. Ves esa modelito ahí parada, Gustavo. Bueno en cualquier momento se la estarán morfando los gusanos, qué linda imagen, ¿no? O tal vez será cenizas, o tal vez toda esa merca que está dispuesta en aquella mesa son las cenizas de algún familiar de Areno.

sábado, 21 de mayo de 2011

Capítulo 12

Elenanochupacú



El goce sexual, como el amor incondicional que siente Corrientes por Verónica, no tiene fronteras. Tanto hombres como mujeres, a lo largo de la historia, fueron haciendo que el  camino hacia el orgasmo sea un lugar donde convivan la creatividad con el placer tranquilamente. Las variantes son conocidas, mucho se ha escrito y mucho se escribirá al respecto. Cabe decir que el acto, y si todo sale como lo planeamos, tiene siempre el mismo desenlace; solo las variantes, de aquel recorrido cuyo destino anelamos, pueden ser combinadas para lograr una dimensión acaso mas interesante y, claramente, mas satisfactoria. Claro que cada quién elige (en el caso de que esté acompañado, que su pareja esté de acuerdo no es menos importante) qué pinceladas puede darle a tales movimientos. Los gustos son solo gustos, y sobre esto no hay nada escrito… hasta hoy, donde pasaré a relatarles sobre los estragos que, un personaje que la prensa argentina bautizó como “elenanochupacú”, causó a los ciudadanos de Airas.
Debo adelantarles que tales acontecimientos causaron conmoción en todas partes de Latinoamérica, ya que la noticia no dejó de transcender, y que en Buenos Aires se llegaron a tomar medidas de prevención en varios de los espacios públicos de la ciudad. Sin embargo, lejos de ellos se encontraba tan odioso personaje, su lugar de acción se encontraba en el parque Clemente, ubicado a pocas cuadras de la facultad de psicología.

Era allí donde irrumpías en la tranquilidad de tan amable ciudad, enano endemoniado, era allí donde los gritos hicieron que los pájaros no volvieran a posar mas en las ramas de aquellos eucaliptos ni los ancianos se sentaran jamás en sus bancos, era allí donde tus victimas salían con humedad entre las piernas, era allí donde chupabas esos culos[1].

Todo consistía, y esto lo confirman los testimonios de victimas y testigos oculares, en bajarles un poco la ropa interior y chupar rápidamente:
“Venia con los libros en el brazo, iba para la facu. Cruzo el parque por el medio, para llegar más rápido. Y en eso veo que entre los arbusto sale un hombrecito desagradable que me grita, con gesto arengador, “vamo la acadé” y cuando me quise dar cuenta no lo tenía mas en frente de mí, lo tenía atrás chapándome el orto”.
 Tales palabras salieron de la boca de su primer victima: Juan Vicente Catan, estudiante de psicología, 23 años, soltero. La declaración fue tomada en la seccional 14, a pocas cuadras del hecho, según aseguró a la prensa el cabo Rodríguez el muchacho “se encontraba medio ido, y a cada rato me pedía un poco de agua, medio raro, qué enano hijo de puta, che”.
El rumor empezó a correr y al poco tiempo los vecinos mas próximos a la zona peligrosa fueron tomando diversas precauciones, algunas insólitas[2], sin embargo el enano seguían acechando a más y más victimas. Al parece este hombrecito solo encontraba excitación cuando metía allí su lengua y empezaba a moverla furiosamente. Y no lo hacía por que estaba loco: según la opinión de diversos estudiosos de la psiquis él lo hacía por la única necesidad de satisfacción, que era un medio por el cual ésta persona podía llegar al orgasmo al instante. Lo interesante es que no discriminaba entre ningún ser viviente, todo le daba igual, bastaría nombrar el caso de Chumba, aquel entrañable perro, tan conocido por los vecinos, que después de haber pasado por la chupada de este infame personaje, dejo de ladrar hasta el día de la fecha.
A medida que más gente caía en sus garras, las noticias trascendían los límites de la ciudad y ya podíamos ver a los noticieros de Buenos Aires dar a conocer estos terribles hechos, al igual que los diarios de gran tirada a nivel nacional. Y gracias a Internet esto llegó aun más lejos. Pero lo importante es que hoy este terrible enano ya no ataca más a los corrientes, aunque un tanto complejos, ciudadanos de Airas. Querrán saber el fin de esta historia (historieta…). ¿Cómo fue que el enano no jodió más? ¿Lograron agarrarlo? ¿Cómo es que ahora es gerente de un banco?

 En el próximo capitulo el final será develado.



[1] Primera estrofa de la canción” el  enano endemoniado”, popularizada por el grupo musical Los Frailes De Tu Hermana, escrita por Hernández/Godoy, dúo compositor del conjunto airiano.
[2] La distribución por parte de Pepota sería un claro ejemplo: una conocida señora de la ciudad que distribuyó ropa interior hecha con metal y bañada en oro, para grandes y chicos, al módico precio de diez pesos.

jueves, 19 de mayo de 2011

Capítulo 2

Llueve sobre Airas

La mañana es gris para el monstruo que despierta con su gato en la cabeza, aun no levantó la persiana pero teme que hoy habrá lloviznas aisladas provenientes del sector noroeste. Escuchame, monstruo, no vaya ponerle tanta manteca a la galletita que tenés que cuidarte…no, azúcar arriba no! Café, y galletitas con mucha manteca con azúcar es el desayuno del día de hoy. Ya cambiado se dispone a salir de su casa, abre la puerta y ve que el colectivo pasar por delante de sus narices a toda velocidad, ahora tendrá que esperar bastante tiempo hasta que llegue el otro. Por lo tanto, tiene tiempo para imaginarse una nueva historia de su personaje imaginario: Areno, el necesario. Escuchame, monstruo, no divagues, presta atención al horizonte por si llega a venir el colectivo.
El monstruo ya empieza a imaginarse a Areno en una fiesta, siendo el alma de ésta. Areno baila y se divierte, en un momento saca de su bolsillo merca y la desparrama por la mesa ratona. La divide y vienen los saques de hermosas modelos que se invitan solas y varios artistas famosos que se codean por una nueva línea; y Areno contento, él no se droga y disfruta tirado del sillón de lo que ha producido. Escucha a esa gente esnifar, el sonido empieza a tapar el tema de A tirador láser que suena de fondo a un volumen elevado. Las cabezas suben y bajan en ese mar de cabelleras de todos colores sobre la mesa, Areno baila mientras todos se drogan, es una linda imagen, piensa el monstruo: el tipo bailando y debajo de él un montón de gente arrodillada tomando merca sin parar... el tema podría ser Es parte de mí, si, me gusta.
Areno era eso. Ayer había pensado una historia el personaje en la que le cortaba la cabeza a un pibe que hablaba en una cabina de teléfono. Pero hoy la historia transcurre en una fiesta con drogas y alcohol. Dos minutos antes de que venga el colectivo piensa que los drogones mágicamente se podrían convertir en dragones que arrojan fuego por sus narices y lo entran a perseguir por toda el lugar.
Algunas gotas empiezan a caer y colectivo esta llegando. El monstruo lo toma y observa a los pasajeros de reojo, hay una pelirroja que le parece muy linda, no puede dejar de verla, ella ni lo mira. Llegando a su parada se levanta y toca el timbre. Desciende, estaba a solo tres cuadras de su trabajo cuando una lluvia torrencial lo empieza a mojar. Rápidamente se dirige a una librería de usados que justo estaba frente a él y para hacer tiempo, esperando que pare de llover, empieza a revolver algunos ejemplares. Se encuentra con Espantapájaros de Girondo y se queda un rato leyendo.
No dejará de llover en años, Airas será la nueva Venecia durante un buen tiempo, el será un pez mas bien triste, atormentado por su imaginación y desechado por una hermosa sonrisa.